Además de ganar espacio, es una alternativa de puerta muy discreta y que va a dar un toque moderno a la sala. Existen dos variedades de puertas de interior correderas, las puertas correderas empotradas, que implican una obra para introducir la propia hoja dentro de la pared, y las puertas correderas superpuestas, que no necesitan obra puesto que la guía permite superponer una hoja sobre otra.